Hacia una concepción más integral

Publicado en por Cipriano Romero Cerezo cromero@platon.urg.es

1. Consideraciones preliminares
    Mediante los argumentos que vamos a dar pretendemos efectuar algunas aportaciones al entrenamiento de fútbol, no sólo en el ámbito profesional o del rendimiento sino también en el campo de la iniciación.

    Todos los que nos dedicamos al fútbol (entrenadores, preparadores físicos, médicos, psicólogos, etc.), de una manera o de otra, actuemos en el ámbito de la iniciación o de la alta competición, tenemos una preocupación común, la de hacer más eficientes los procesos de entrenamiento que podamos llevar a cabo. De esta manera, los jugadores podrían aprender a jugar al fútbol, desarrollar las capacidades, habilidades y destrezas necesarias para su práctica; o bien, aumentar el rendimiento deportivo para afrontar la competición; lógicamente, dependiendo del ámbito de actuación.

    Los procedimientos, técnicas, sistemas y métodos empleados han variado bastante en las dos últimas décadas. Con las Ciencias del deporte, en auge actualmente en nuestro país, se han obtenido conocimientos que ayudan al diseño y desarrollo del entrenamiento deportivo, contribuyendo a que se realicen con mayor eficiencia. De esta manera, particularmente, el fútbol, su entrenamiento y la competición, se convierten en objeto de estudio y de problemática científica, generándose teorías que deben considerarse para un mejor desarrollo de su práctica.

    ¿Qué conocimiento científico se tiene en el fútbol?. Podríamos decir que es escaso y poco consistente. Impera la idea de que en el fútbol está todo inventado. Pero la realidad es que el espectáculo no mejora y hay pocas aportaciones metodológicas para acrecentarlo, sobre todo en el aspecto de desarrollo de juego. Creemos que los procesos de entrenamiento y de competición, los procedimientos y medios que se suelen emplear en los entrenamientos, son susceptibles de ser estudiados y de generar conocimientos mediante la investigación y la difusión; por consiguiente, se puede mejorar. En este sentido, coincidimos con Bangsbo (1998) cuando asevera que: los resultados de estudios científicos ayudan a obtener una mejor comprensión de las exigencias y limitaciones del rendimiento físico en el fútbol (pág. 5). Estos conocimientos, junto con la experiencia práctica, proporcionan información valiosa para diseñar entrenamientos adecuados y obtener una mayor eficiencia en la competición.

    Durante la década de los años 70 y de los 80 se tenía la idea que el entrenamiento, mediante la mejora de la condición física, era determinante para conseguir un buen desarrollo de juego. En este sentido, las aportaciones del gran maestro de la preparación física en el fútbol, Álvarez del Villar, por el trabajo práctico que efectuó en distintos equipos, la difusión de su obra en el año 1983, las publicaciones en distintas revistas, sus implicaciones en la formación de los entrenadores españoles y del profesorado de Educación Física, contribuyeron para que existiera una preocupación por la preparación física y de que los clubes incorporaran a estos especialistas en sus cuadros técnicos.

    Este planteamiento tuvo un gran problema y fue la aplicación de métodos y sistemas de entrenamiento de deportes individuales al fútbol ("el futbolista atleta"), aunque se quisieron adaptar no dejaban de basarse en acciones sin balón, alejadas de las situaciones de juego. Esto tiene poco valor para la competición, ya que guardaba poca relación con la práctica del fútbol. Para jugar al fútbol no hay que basarse sólo en el aspecto físico, es un juego inteligente donde se requiere de análisis y reflexión.

    Hoy, todavía suele plantearse entrenamientos en donde las cualidades propias del juego suelen ser dejadas de lado en provecho de las cualidades físicas (Mombaerts, 1998). El fútbol, como deporte colectivo que es, tiene sus propias exigencias de juego, su práctica viene dada por una estructura que podremos determinarla mediante un análisis como deporte de equipo. A modo de síntesis podemos adelantar que, para su práctica, se requiere de la realización de una serie de movimientos, esfuerzos y acciones en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a una meta y/o evitarlo, las posibilidades de éxito dependerá de un uso inteligente de la relación de oposición/cooperación.


2. La práctica del fútbol: estructura y análisis funcional como deporte de equipo


    El fútbol es considerado como un deporte eminentemente perceptivo, en el desarrollo del juego los jugadores se encuentran mediatizados por los cambios que se producen en el entorno, como los compañeros, los adversarios y el balón.

    Se requiere de una habilidad abierta o de regulación externa. Para poder desenvolverse, es necesario una adaptación y regulación a factores externos, mediante la información periférica o visual e interactuando mediante la cooperación y oposición de manera congruente con las distintas fases del juego (ataque/defensa), de acuerdo a los respectivos objetivos respecto a la posesión o no del balón.

    En el fútbol, el carácter de juego colectivo, requiere del esfuerzo de la totalidad de los que componen el equipo hacia el objetivo (ataque/defensa). Las acciones de los jugadores, con un espíritu cooperativo y armonizado, adquieren sentido en función de tres momentos fundamentales de juego: la posesión del balón (ataque), la posesión del balón por parte del adversario (defensa) y el cambio de posesión del balón (transición). De esta manera, dependiendo de la posesión o no del balón, podemos enunciar los principios generales de la acción de juego (esquema nº 1).

 

Esquema nº 1: principios generales de la acción de juego


    Además de la incertidumbre que se origina por la interacción entre los compañeros y adversarios (dependiendo de la posesión o no del balón), Hernández Moreno (1994) añade la situación en el espacio de juego de los equipos y la forma de participación sobre el móvil o balón. De esta manera podemos llegar a la estructura del fútbol, que representamos en el esquema nº 2 a partir de su objetivo.

 

Esquema nº 2: estructura del fútbol a partir de su objetivo


    Atendiendo a su estructura podemos definir el fútbol como: "Un deporte colectivo donde se produce una interacción motriz entre los participantes, como consecuencia de la presencia de compañeros y adversarios, utilizándose un espacio común (estandarizado y sin incertidumbre) y con una participación simultánea mediante una cooperación/oposición".

    Atendiendo a su estructura podemos definir el fútbol como: "Un deporte colectivo donde se produce una interacción motriz entre los participantes, como consecuencia de la presencia de compañeros y adversarios, utilizándose un espacio común (estandarizado y sin incertidumbre) y con una participación simultánea mediante una cooperación/oposición".

    Esta estructura nos da una idea general del fútbol como deporte colectivo, siendo necesario realizar un análisis funcional para poder tener una idea más concreta cómo son los comportamientos motores y conocer qué es lo que acontece durante el desarrollo del juego tanto en el ámbito individual como colectivo.

    El fútbol supone una confrontación directa entre dos equipos, y que consiste en una disputa del balón para conseguir gol o evitarlo. Para ello se deberán realizar una serie de acciones e interacciones establecidas por unos objetivos (plan o contraplan) mediante un espíritu colectivo y armonizado (cooperación y oposición), caracterizadas por:

  • Unas reglas de juego que establecen un código y requisitos para el desarrollo del juego.

  • Un espacio donde se desenvuelven los jugadores y las distintas acciones de juego. Podríamos diferenciar entre el espacio formal establecido por el reglamento y el espacio de uso (ocupado por un jugador o el que cumple un determinado objetivo táctico).

  • El tiempo no sólo nos indica la duración de un partido (establecido por el reglamento), además puede ser un factor importante para determinar una serie de variables de rendimiento de los jugadores: desde el tiempo de participación de los jugadores, la duración de las distintas acciones de juego (ofensivas o defensivas) y la posesión del balón.

  • La técnica como una habilidad motriz debe entender como una parte operativa que ayuda a resolver un problema de juego en función de la situación que se encuentre el jugador.

  • La táctica desde una doble perspectiva: Una, individual, donde el jugador deberá percibir y analizar la situación de juego que se encuentre, tomará una decisión para luego dar la solución motora; la otra, la colectiva, se concibe como las posibilidades de comunicación motriz que se pueden dar entre los miembros de un equipo, realizando una serie de acciones con o sin el balón para superar o neutralizar al equipo adversario, desempeñando distintas funciones y asumiendo roles, también diferentes.

  • Los esfuerzos físicos son los requerimientos fisiológicos necesarios para desarrollar los distintos tipos de desplazamientos y acciones técnico/tácticas a lo largo de un partido y en cada una de las acciones de juego. Para habituar a los jugadores a los esfuerzos requeridos a lo largo de un partido, deberán tener un buen nivel de condición física, siendo ésta subyacente para poder realizar con eficacia las acciones técnico/tácticas para resolver situaciones de juego.

  •     Considerando estas características determinantes para el desarrollo del fútbol, podemos aseverar que, para poder realizar las diferentes acciones que se desarrollan en este deporte, hay una necesidad de habilidad motriz específica. Esta habilidad, basada en los mecanismos de percepción, decisión y ejecución, confiere una eficiencia o capacidad de los jugadores para adaptarse y resolver problemas específicos del fútbol.

        En el esquema nº 3 se recoge el análisis funcional del fútbol como deporte de equipo.

     

    Esquema nº 3: análisis funcional del fútbol


        Estimando ciertas aportaciones de Mombaerts (1998), podemos considerar el fútbol como una actividad motriz compleja, de regulación externa en la que el jugador deberá tomar decisiones antes de actuar, y después de haber analizado la situación. Un jugador en una situación en el terreno de juego (sea con balón o sin él, frente a un adversario directo o indirecto) deberá tener la habilidad motriz para resolver un problema de juego o una acción de juego mediante:

    1. El mecanismo perceptivo, podrá atender a los estímulos presentes (compañeros, adversarios, balón...), las relaciones espaciales (ubicación en el campo, distancias de los jugadores y de los objetivos) y temporales (atender a la sucesión de acontecimientos que se van dando, la duración de los mismos, el ritmo...). En definitiva, el jugador deberá observar para saber qué pasa y de esta manera obtener información de la situación.

       

    2. El mecanismo de decisión tendrá que plantearse qué es lo que va a hacer, analiza la situación, concibiendo y escogiendo una solución. Por ello es importante que los jugadores tengan desarrollada la inteligencia de juego mediante la capacidad de establecer estrategias motoras y su puesta en práctica a través de la táctica individual y colectiva. En este sentido, aparece el mecanismo o factor decisional como algo que es necesario y puede ser determinante para poder desenvolverse en este deporte.

       

    3. El mecanismo de ejecución, da la respuesta motriz de cómo hacerlo, resolviendo la situación de juego. Para esto es necesario tener desarrolladas las capacidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad...) y habilidades técnicas (golpeo, regate, entrada, interceptación...).

        En definitiva, el jugador debe de hallar las respuestas adaptadas a los problemas que le presenta la acción de juego que viene derivadas de la oposición (contra los adversarios) y de la cooperación (con los compañeros). Considerando, además, que las acciones de juego (ofensivas o defensivas) no se dan aisladas sino concatenadas, debiendo reaccionar ante una situación y, por otra, efectuando un tratamiento de la situación de juego siguiente.

        Para poder llegar a esta circunstancia, los jugadores de un equipo deberán tener un comportamiento óptimo en competición gracias a la utilización de todas las capacidades y habilidades individuales interactuando colectivamente.

        En el esquema nº 4 se recoge las condiciones y la interacción de los distintos mecanismos para tener una habilidad necesaria en el fútbol y poder resolver las situaciones o acciones de juego.

        Una vez que conocemos la estructura del fútbol y efectuado el análisis funcional como deporte de equipo, estamos en condiciones de hacernos una concepción de qué orientación metodológica debe tener el entrenamiento del fútbol.

     

    Esquema nº 4: mecanismos necesarios para el logro de una habilidad para el fútbol

    Orientaciones metodológicas en el entrenamiento del fútbol
        Tradicionalmente, en el entrenamiento de fútbol, se trabajaba por separado la técnica, la táctica, la condición física, la preparación psicológica, sociológica e intelectual.

        Los entrenadores, influenciados por las teorías conductistas y mecanicistas de aprendizaje motor que han imperado en el entrenamiento deportivo, planteaban entrenamientos analíticos y parciales. Así, se presentaban ejercicios para el desarrollo de la técnica individual (control, conducción, golpeo, regate, entrada, despeje,...), mucha preparación física basada en métodos y sistemas de entrenamiento de probado rendimiento en deportes individuales (carreras, saltos, lanzamientos); la táctica, mediante unos partiditos en el entrenamiento y las charlas prepartido, que además servirían de preparación psicológica, deberían ser suficientes para que los jugadores tuvieran una buena capacidad de rendimiento y de poder encontrar respuestas adaptativas a los problemas que pudiesen surgir en el desarrollo del juego derivados de la oposición (contra los adversarios) y de cooperación (con los compañeros). Igualmente, las charlas postpartido valían tanto para las correcciones tácticas como para los ajustes de comportamiento individual y colectivo (motivación, cohesión, etc.).

        Brüggemann y Albrecht (1993) arguyen que durante mucho tiempo era una opinión establecida de que primero se debía de aprender las destrezas básicas (controles, golpeos, conducciones...) de forma aislada y repetitiva, para luego pasar al aprendizaje de las situaciones de juego. Este método de aprendizaje orientado de lo aislado a lo complejo, se basaba en un aprendizaje sin error y el comportamiento de juego está formado por la suma y acumulación de componentes físicos, técnicos, tácticos y psíquicos sueltos.

        En definitiva, a la hora de competir, se pretendía que el jugador respondiera como un todo (la suma de las partes) aunque en el entrenamiento se hubiera efectuado de una manera simplificada (Esquema nº 5).

     

    Esquema nº 5: El entrenamiento como la suma de las partes y su rendimiento en la competición

        Se presuponía que lo que se hacía de esta manera en el entrenamiento servía para obtener la máxima eficacia en la competición (rendimiento). Nada más lejos de la realidad, coincidimos con varios autores, entre los que destacamos a Mombaert (1998), que cuestiona este modelo por obsoleto, inadaptado a la reversibilidad de la acción de juego en fútbol, en consecuencia, consideramos las siguientes cuestiones:

    • Al trabajar por separado, en el desarrollo de las sesiones de entrenamiento, los componentes de rendimiento, difícilmente podrá darse una mínima relación con la realidad del juego.

       

    • Al simplificar en exceso las acciones del fútbol, pierde su carácter específico, al basarse en una actividad basada en el juego colectivo. El entrenamiento del fútbol debe consistir en el entrenamiento de un equipo, centrándose, esencialmente, en la mejora de las cualidades que intervienen en el rendimiento colectivo de los jugadores.

       

    • Por regla general, los jugadores no resuelven problemas de la acción de juego del fútbol, o se limitan a realizar determinados ejercicios físicos (carreras de duración, de velocidad, ejercicios de fuerza, etc.) o bien ejercicios técnicos.

       

    • Los esfuerzos y las acciones que se plantean no son similares a las que se dan a lo largo de la competición. Por ello, el entrenamiento debe plantearse a partir de un análisis de la competición (¡no al revés!), considerando los esfuerzos y acciones que más predominan y tomarlas de referencia para introducirlas en los entrenamientos.

        En la actualidad, existen distintas teorías acerca del entrenamiento y la enseñanza de los deportes colectivos, planteándose diversos modelos sobre cómo debe abordarse estos deportes y por ende el fútbol. La inclinación que tienen, a partir de un análisis del juego y de su estructura, es la de plantear la enseñanza o el entrenamiento de manera más global, con una dimensión más compleja y más próxima a la realidad del juego y a las condiciones que se dan en la competición (ver esquema nº 6).

     

    Esquema nº 6: El entrenamiento como preparación para la competición

        Apuntalamos con respecto a este planteamiento, que se tendrá que efectuar el diseño de tareas o actividades de entrenamiento que vayan dirigidas a desarrollar todos los factores y mecanismos que se requieren para el desarrollo de juego, que sean más específicas y similares a lo que se efectúa en la competición. Asistimos, por tanto, a un planteamiento metodológico en el que los entrenamientos, basados en el comportamiento de juego, deberán ser más integrales y menos analíticos. Además, los factores técnicos, tácticos, físicos y psíquicos aparecen con características diferentes pero siempre juntos e interrelacionados.

        Si el jugador durante la competición de fútbol se implica en la acción de juego física, técnica, táctica, psico y socialmente, es lógico que el entrenamiento debe ser lo más perecido posible al juego del fútbol, abarcando todos estos aspectos, buscando una interdependencia e influencia mutua entre estos contenidos del entrenamiento, influyendo en el aumento del rendimiento de los jugadores.

        Por ello, Bangsbo (1998) considera que el jugador ideal de fútbol debe tener una buena comprensión táctica, ser técnicamente hábil, mentalmente fuerte, funcionar bien socialmente dentro del equipo y tener una elevada capacidad física. (pág. 57)

        La capacidad de rendimiento en el fútbol, como consecuencia del desarrollo de capacidades, se logra mediante un proceso complejo como es el entrenamiento, atendiendo a las características personales de los deportistas y de las condiciones ambientales que se dan. Inciden distintos factores o condiciones que propician la capacidad de rendimiento eficaz en el fútbol (condiciones básicas, habilidades técnico/tácticas, condiciones motoras, cualidades personales y sociales). Estos factores tienen una interdependencia, interactuando entre sí, logrando influir en el rendimiento de los jugadores. De manera abreviada hemos pretendido reflejar en el esquema nº 7 esta interdependencia.

     

    Esquema nº 7: Diferentes factores o condiciones y su interdependencia para la capacidad de rendimiento deportivo

        En consecuencia, para aumentar la capacidad de rendimiento mediante el entrenamiento, se procurará desarrollar determinadas capacidades o condiciones, impuestas por las exigencias de la competición, considerando las características o condiciones básicas de los jugadores, pretendiendo el rendimiento individual y colectivo.

        Esta orientación, de la interdependencia de los distintos factores que inciden en la capacidad de rendimiento en el fútbol y del enfoque global, debe de servir como guía para el diseño, la organización y la metodología para el entrenamiento de este deporte (esquema nº 8 ).

     

    Esquema nº 8: interdependencia e influencia mutua entre los contenidos del entrenamiento

        Desde un punto de vista del diseño del entrenamiento, esto no significa que esto sea siempre así, desde lo que puede ser una situación global o integral pura, podemos plantear actividades que sean "simuladoras parciales" de la competición, en ellas seleccionamos algunos aspectos parciales de la misma (ataque o defensa) y se intenta desarrollar o mejorar. Igualmente, podemos modificar las situaciones reales buscando alguna mejora específica, por ejemplo, conseguir en una mejor resistencia aeróbica; gesto técnico, incidir en el pase o en el tiro; o en una determinada estrategia ofensiva o defensiva.

        En este sentido, Brüggemann y Albrecht (1993), orientan sobre el entrenamiento integral, fundamentado en la conexión del jugador con el entorno real del juego, y en la aplicación metódica de determinadas reglas de juego para provocar de forma selectiva distintas capacidades técnicas, medios tácticos y formas de comportamiento o también capacidades de condición física dentro de la organización fija del juego del equipo. (pág. 17)

        Seirul´lo (1999) estima que se deben crear situaciones en el entrenamiento que permitan: por un lado, mejorar la habilidad específica del futbolista; por otro lado, tienen que haber unas determinadas cargas que orienten la capacidad condicional hacia la fuerza, hacia la velocidad, o hacia la resistencia; por su duración, por su intensidad, por el número de veces que se hace. Y, además, crear situaciones de toma de decisiones que sean las bases sobre las cuales se puedan procesar la información que se dan en la práctica del fútbol.

        De esta forma, se estaría instaurando sistemas específicos de este deporte. Además, debemos considerar que el entrenamiento debe servir para preparar para la competición. Coincidimos con las orientaciones de Turpin (1998) y, por ello, debemos encontrar formas de entrenamiento que atiendan a las características de la competición tanto en cantidad como en calidad, buscando cuáles son los esfuerzos requeridos para el fútbol, cuál es la participación de los jugadores, cómo es la velocidad de ejecución de las acciones, qué acciones técnico/tácticas se presentan frente al adversario y con los compañeros, etc.

        A partir de las necesidades requeridas para la competición y las condiciones que se encuentren nuestros jugadores, podremos plantear situaciones de entrenamiento que permitan progresar a los jugadores mediante el diseño, la organización y el control del entrenamiento.

        La prioridad en el entrenamiento debe estar orientada a que los jugadores logren la habilidad específica de adaptarse y de resolver distintas situaciones de juego. Las teorías cognitivas de aprendizaje, nos llevan a enfocar los entrenamientos mediante formas más holísticas, que involucren todos los factores que inciden en el rendimiento (técnicos, tácticos, físicos, personales y sociales), donde se den situaciones problema en enfrentamiento dinámico de cooperación/oposición.

        Actualmente, existen pocas experiencias prácticas mediante este modelo de entrenamiento. Ahora bien, las teorías existentes acerca de los principios del entrenamiento, las propias exigencias para el desarrollo del juego de fútbol y los procesos de enseñanza y aprendizaje son un aval importante para hacer este tipo de planteamiento. Igualmente, la propia experiencia práctica mediante la planificación y los controles de entrenamiento que hemos efectuado, nos orienta a plantear este tipo de entrenamiento.

        Se suele decir que cuando se entrena con balón es más divertido y, por ende, los jugadores están más motivados en el entrenamiento. En nuestro caso, nos hemos encontrado con algunas reticencias de los jugadores, no se encontraban convencidos de sus beneficios, al no constatarlos de inmediato; y, además, les costaba más trabajo implicarse en este tipo de situaciones integrales, son más complejas, no basta con ejecutarlas simplemente, además debían de atender a estímulos espacio-temporales (situación, adversarios, compañeros, balón), analizándolas y tomando decisiones antes de ejecutar. Desde el punto de vista metodológico, es lógico que ocurriese así, sobre todo, en nuestro caso, nos encontramos con jugadores que estaban acostumbrados a trabajar de forma tradicional y tuvimos que seguir un proceso de asimilación y acomodación para poder lograr determinadas adaptaciones.

        Igualmente, exponer que existen algunos estudios de campo sobre el entrenamiento integral. En ellos, se ha podido llegar a algunas conclusiones de que, a pesar de que no hay una mayor mejora física en aquellos jugadores que han sido sometidos al entrenamiento integral con respecto a los que se les aplicó el entrenamiento clásico, sí se ha apreciado una mejora en cuanto al desarrollo del juego de conjunto. Los jugadores eran capaces de encontrar respuestas adaptadas a los problemas que se originaban de la práctica de juego mediante situaciones de cooperación/oposición. De esta manera, plantear situaciones-problema mediante juegos colectivos, debe constituir la base del entrenamiento, mediante las orientaciones oportunas determinadas por los objetivos establecidos.

    A modo de epílogo
        Como consecuencia de todo lo expuesto podemos concluir con las siguientes aseveraciones: 

    • La necesidad de una alternativa al entrenamiento tradicional de fútbol, desdeñando la concepción analítica, parcelada y alejada de las situaciones específicas de la acción de juego.

       

    • El fútbol, como deporte colectivo, tiene su propia estructura de juego, requiriendo una habilidad específica para resolver las situaciones de juego que tiene sus connotaciones condicionales y cognitivas. Debemos buscar situaciones de juego mediante cooperación/oposición y problemas que los jugadores deberán resolver.

       

    • El entrenamiento de fútbol debe ser más global, con una dimensión más compleja, más próxima a la realidad de juego y a las condiciones de la competición. El fútbol implica dominio y eficacia del movimiento corporal adaptado a las exigencias de las situaciones de juego (esfuerzos y acciones). Por ello, debemos buscar una buena interacción en el desarrollo de los factores físicos, técnicos, tácticos y psicológicos.

       

        Con este trabajo, creamos unas expectativas de cómo debe diseñarse y desarrollarse el entrenamiento integral en la práctica. En una próxima publicación, pretenderemos dar unas pautas u orientaciones que, a nuestro modo de entender, pueden ser provechosas para planificar, organizar y dirigir el entrenamiento.


    Bibliografía

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    • BANGSBO, J. (1997). Entrenamiento de la condición física en el fútbol. Barcelona, Paidotribo.

    • BOSCO, C. (1991). Aspectos fisiológicos de la preparación física del futbolista. Barcelona, Paidotribo.

    • BRUGGEMANN, D. y ALBRECHT, D. (1993). Entrenamiento moderno del fútbol. Barcelona, Paidotribo.

    • GRACA, A. y OLIVEIRA, J. (1997). La enseñanza de los juegos deportivos. Barcelona, Paidotribo.

    • GODIK, M.A. y POPOV, A.V. (1993). La preparación física del futbolista. Barcelona, Paidotribo.

    • HERNÁNDEZ MORENO, J. (1994). Fundamentos del deporte: análisis de las estructuras del juego deportivo. Barcelona, Inde.

    • MOMBAERTS, E. (1998). Fútbol. Entrenamiento y rendimiento colectivo. Barcelona, Hispano Europea.

    • PASCUAL, F. (1997). Planteamientos de entrenamiento físico-técnico-táctico globalizado en el fútbol actual. Training Fútbol, febrero, nº 1.

    • PINO, J. (1999). Desarrollo y aplicación de una metodología observacional para el análisis descriptivo de los medios técnico/tácticos del juego de fútbol. Cáceres, Universidad de Extremadura, Tesis Doctoral inédita.

    • PINO, J. (1999). Evolución de los instrumentos y métodos de observación en fútbol. En Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista Digital-http://www.efdeportes.com nº 17.

    • SANZ, J.M. (1996). Diferencia entre la metodología del entrenamiento tradicional y el entrenamiento globalizado en el fútbol. Training Fútbol, abril, nº 2.

    • SEIRUL'LO, F. (1999). Criterios modernos de entrenamiento en el fútbol. Training Fútbol, noviembre, nº 45.

    • TURPIN, B. (1998). Preparación y entrenamiento del futbolista. Barcelona, Hispano Europea.

     

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R
<br /> Buenos articulos, sacados de muy buenas bibliografias<br />
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